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Parece que fue ayer la primera vez que fui a probar una clase de yoga. Fue un verdadero caos. Llegué tarde, interrumpía la clase y una vez encontrada mi esterilla, no paré de hacer preguntas a la persona que tenía al lado. Tuve la genial idea de llevarme una sudadera con capucha con la que estuve peleándome durante toda la clase. Notaba que me faltaba el aire y tuve que perderme varios ejercicios, no se aún si por mi preciosa capucha, o por mi horrorosa forma física. Durante la relajación, no paraba de pensar «¿y ahora qué? ¿qué tengo que hacer ahora?».

A pesar de lo que ocurrió en esta desastrosa clase, el yoga consiguió engancharme. Hoy, con un poco más de conocimiento en la matería, me siento a escribir este artículo para ti, para que no cometas mis mismos errores.

  1. Pregunta cuál es el estilo de Yoga que se adapte mejor a lo que necesitas. Hay muchos estilos y para todos los gustos. Lo mismo pasa con el profesor, hay que probar hasta que encuentres uno que sea de tu agrado.
  2. ¿Qué ropa debes llevar? Bien, no lleves capucha. Lleva ropa que sea cómoda, limpia, y ajustada. Lo de ajustada no va por marcar abdominales, sino porque para el profesor será más sencillo ver cómo te estás colocando, y podrá darte mejores consejos. Tampoco te olvides del desodorante.
  3. ¿Que tienes que llevar? Con una botella de agua, es suficiente.
  4. ¿Que debes hacer cuando llegues? Llega algo antes de la clase, y comunica al instructor si tienes alguna enfermedad o si estás en cinta, son cosas que son importantes para que el instructor las tenga en cuenta. Si eres de las personas a las que no les gusta nada que les toquen, cuéntaselo al instructor, así evitarás ciertas situaciones incómodas. Apaga tu móvil, quítate los zapatos fuera de clase y extiende tu esterilla.
  5. Durante las asanas ni se te ocurra repasar la lista de las cosas que tienes que hacer ese día. Ese momento es para tener la mente en blanco. Sé que calmar la mente es una de las cosas más difíciles de hacer, pero cuando te venga a la mente la lista de la compra, trata de olvidarla. Si consigues dar un descanso a tu mente, disfrutarás mucho más de la clase.
  6. No compitas. ¿Todos los días te sientes exactamente igual? Yo no, así que adapto mi práctica a lo que me pida el cuerpo ese día. Unos días me cuesta agacharme y otros soy capaz de hacer una serie de Surya Namascar… Además, no olvides que puedes descansar en Balasana siempre que necesites. Así que, olvídate de competir, siempre habrá gente más flexible que tú y más torpes que tú. Toma a los primeros como referencia, y se amable con los segundos.
  7. No te saltes la relajación. Savasana es a la vez la postura más sencilla y más complicada. No debes hacer nada. Ésta sirve para que todos los músculos se relajen y para que la mente y el cuerpo adopten los beneficios de la práctica del Yoga. Emplea esos maravillosos minutos para expulsar todo lo que contamina y tomar una buena ración de oxígeno. No es tan sencillo, nadie nos ha enseñado antes a relajarnos, así que tendrás que practicar bastante hasta que consigas llegar a dominar ese extraordinario arte de que todo te importe un pimiento.
  8. No seas tímido/a…¡Canta! Seguido a la relajación, el instructor puede invitarte a que lleves tus manos al corazón, e inclines tu cabeza cantando OM y otro mantra. Olvídate de si te sale bien o mal, simplemente déjate llevar. El instructor te ofrecerá un Namaste, se gentil y respóndele con otro.
  9. Recoge en silencio la esterilla y demás cosas que hayas llevado a la clase. Pero sobre todo, no te tomes lo que haya pasado en la clase muy en serio… No pasa nada si has perdido el equilibrio alguna vez, o si no has conseguido adoptar alguna postura. Sonríe y pásalo genial.

Como amante del yoga ¿te ha ocurrido algo de lo que te he comentado? ¿tienes algún consejo para aquellas personas que quieren adentrarse o acaban de llegar al maravilloso mundo del Yoga? ¡Deja aquí tu comentario!

 

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