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El Yin Yoga es un tipo de Yoga considerado moderno, el cual encuentra sus raíces tanto en los textos sagrados de India como en el Yoga Taoísta, sus conceptos del Yin y Yang y medicina característicos de China.

Gran parte de sus asanas provienen del Hatha Yoga, pero se diferencia en que para realizarlas la persona debe guiarse más en la sensación que tiene que en la forma o alineación del cuerpo.

El propósito del Yin Yoga es que la energía vital del cuerpo se movilice libremente a través de los meridianos, de forma que los órganos se revitalizan, la mente se calma y se trabaja sobre la fascia, ligamentos y tendones.

En el Yin Yoga se aplica la consciencia y este tipo de actividad consiste en una práctica de apertura y aceptación, en la que se libera la necesidad de cumplir metas, rindiéndose a la realidad del momento.

Las posturas se mantienen durante un tiempo concreto, entre 3 y 5 minutos, y lo más recomendable es practicar este tipo de Yoga con los músculos fríos, sin calentamiento previo.

En el Yin Yoga existen una serie de principios básicos muy importantes que no se deben olvidar al practicarlo. Además, aporta numerosos beneficios tanto físicos como mentales.

Principios básicos del Yin Yoga

Encuentra el punto medio. Se debe localizar la profundidad en las posturas realizadas. Consiste. en no pasar los límites personales, es decir, que no se fuerce el cuerpo más de lo necesario. Hay que empezar las posturas preguntando al cuerpo, respetando los límites y atendiendo a la respiración. Durante la realización de la postura, la respiración ha de ser cómoda y natural.

Mantente quiero y permite que los músculos se relajen. Este tipo de Yoga se centra en estirar y lubricar las coyunturas, relajando el tejido conectivo y nutriéndolo. Para conseguirlo, hay que estar quietos y seguir respirando y enviando señales al sistema nervioso central diciendo que todo va bien. Si durante la postura se realizan movimientos para acomodarse o para rascarse, el músculo no se relaja completamente. El Yin Yoga guía la energía hacia los huesos y las coyunturas, fomentando el alivio de los dolores y restaurando el cuerpo.

Sostén la postura durante un tiempo determinado. Para calcular el tiempo se puede utilizar un reloj. Lo idóneo es que cada postura se mantenga durante 5 minutos. Al principio se puede empezar con 3 minutos e ir aumentando el tiempo con la práctica. Esto ayuda a curar el cuerpo y a mover la energía que circula por su interior. Al realizar la postura, se acomodan los huesos y después se permanece en ella 3-5 minutos. No debe olvidarse controlar la respiración para aumentar la relajación y liberar las tensiones que puedan existir.

Beneficios

  • Proporciona estabilidad a las articulaciones. Al realizarlo, aumenta la circulación del líquido sinovial de éstas.
  • Aumento de la flexibilidad. Con esta actividad se estiran los músculos de forma más profunda.
  • Desbloquea las emociones reprimidas. El sistema nervioso se relaja profundamente, produciendo calma y equilibrando las emociones.
  • Amplía el rango de movimiento. Se trata de una actividad restaurativa, muy útil para recuperarse después de una enfermedad o intervención. En general, puede practicarse a cualquier edad y condición física.
  • Aumenta la energía y revitaliza. Esto es algo que se siente desde prácticamente la primera sesión de Yin Yoga.
  • Refuerza el autoestima. La práctica de esta actividad hace que la persona conecte con su verdadero ser y favorezca la confianza en uno mismo y en lo que es realmente.
  • Permite ejercitar la gratitud hacia el propio cuerpo. El tiempo empleado en cada postura facilita que se escuche al cuerpo y a sintonizarse con el funcionamiento interno de uno mismo.
  • Ayuda a meditar tras la práctica de la actividad. Al ejercitar la escucha interna, la energía se adapta mejor a la meditación.

Podemos confirmar que este tipo de Yoga es muy beneficioso, pero lo mejor es probarlo para conocer los efectos que tiene realmente en el cuerpo y la mente.

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